El 3 de julio aparecía este interesantísimo artículo de Pedro Álvarez de Miranda en el diario El País. En él se desgrana la capacidad normativa de la Real Academia de la Lengua y el contraste con la capacidad y la autoridad de los hablantes. Es decir, hasta dónde llega la mano de la RAE a la hora de fijar normas, y hasta dónde llegan los hablantes con esas normas. El ejemplo no puede ser más claro: después de años y años forzando elite en el Diccionario, la “testarudez” del colectivo hablante ha hecho que se incorpore élite. Muy recomendable su lectura:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/06/30/actualidad/1467295497_943703.html